sábado, 25 de mayo de 2013

Sol

Dejó que el sol le pegara en la cara, para sentir que algo lo acariciaba.

Anoche llovió y el frío que trajo la mañana fue insoportable, aún para alguien como él.

Dejó que esos brazos invisibles lo levantaran y empujaran a andar. No recordaba a dónde pero sabía que tenía que llegar antes que los otros, los más jóvenes.

Caminó lo más rápido que pudo, sintiendo pánico al pensar que en cualquier momento esa cálida compañía se podía acabar. No imaginaba cómo podría llegar.

Mientras andaba comenzó a recordar. Una voz, una sonrisa, unas manos. Y al doblar una esquina, la vió.

- ¡Pamela! ¿ya le estás dando de comer a esos perros vagos? - gritó alguien desde una ventana de arriba. 
- Ay sí mamá ¡míralos! no sé como sobreviven estas noches. Este es el que más me da pena.

Y él sintió, de nuevo, lo que era una caricia de verdad.

Y en su último instante, fue el único sol que necesitó.

lunes, 20 de mayo de 2013

Queso


Cada vez que compro queso en el mesón me acuerdo de mi mamá. De pequeño me gustaba acompañarla a esa parte del supermercado porque en vez de elegir por la marca o su envase, lo hacía probando. Primero miraba y luego pedía un pedazo de los que le llamaban la atención; si ninguno le gustaba pedía otro. Me hacía probarlos con ella y yo me sentía importante, tomándonos todo el tiempo del mundo.

Sin quererlo creo que me enseñó algo que hoy estoy entendiendo de nuevo: la única forma de saber si algo te gusta es probándolo, tomándote tu tiempo, leyendo si sonríes.

Y parece que hoy sé que queso quiero comprar.

jueves, 16 de mayo de 2013

De mi billetera

Hoy saqué tus fotos de mi billetera. Esas pequeñas, cuadradas, que me regalabas con los años y que me miraban cada vez que la abría. Recordé todas tus versiones, todas tus sonrisas. Traté de ver si con el tiempo tus ojos estaban mas tristes; traté de demostrarme que sí se pusieron mas tristes. Sólo vi tus sonrisas.

Luego, mi pena.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Nos conocimos


Nos conocimos un 11 de agosto y aceptaste que pololeáramos el 26 de septiembre. Un 22 de abril terminamos, y más de 6 años de alegrías se transformaron en llanto, rabia y decepción. No se bien lo que pasó, pero pasó. Algo en mi se rompió y decidí echar abajo esa torre hermosa que hicimos ladrillo por ladrillo. Espero con todo mi corazón que encuentres otro constructor que te ayude a armar una cien veces mas bella y alta; que puedas vivir en lo mas alto (allá arriba, alcanzas a ver?) y disfrutar de la vista que te perdías por esperar que yo pusiera mis ladrillos. Esos que apilaba y después cambiaba de lugar. Esos que no sostenían bien los tuyos.

La destrucción aún resuena y duele, pero más duele no verte, cerrar los ojos y sentirte llorar.

Espero me puedas perdonar.