- Mami! te imaginas una casa hecha de plata?
- Mh? si hijo
- Pero mamá, te imaginas que NUESTRA casa estuviera hecha de pura plata?
- Sí mi niño
- Es que mamá, podríamos comprar todo lo que nos falta! Todo lo que te falta... estarías feliz! verdad?
- Sí mi cielo, sí...
viernes, 4 de julio de 2008
martes, 6 de mayo de 2008
InfluenCIA
Anoche soñé con tuberías; con una deprimente megaciudad llena de tuberías y de problemas de tuberias y yo como autoridad con el deber de resolverlos. Anoche soñé con naipes junto a tuberías. Apuestas con naipes. Pérdidas con naipes, con el diez de diamantes. Anoche soñé con el aire dentro de las tuberías, y los conceptos opuestos del aire dentro de las tuberias; que no es un objeto que se pueda encerrar dentro de una caja o que la gente se equivoca pues sí lo es y perfectamente se puede, y se debe, guardar.
Anoche tuve mucha fiebre. Malditos virus invernales.
Anoche tuve mucha fiebre. Malditos virus invernales.
lunes, 5 de noviembre de 2007
Todo Vale
El Chino no era chino pero igual puso un local de comida china. El Flaco no era flaco pero igual iba a comer arrollados todas las noches. El Flaco no era ninja pero un día llegó camuflado de negro, espada desenfundada y ojos furiosos. El Chino no era karateka pero recordó lo que sabía y se lanzó encima, con golpes jamás vistos ni oidos en Occidente. "Me da una porción de arrollado por favor, como siempre". El Chino abrió los ojos y juró que dejaría de comer tanto despues de las ocho.
lunes, 9 de julio de 2007
Citófonos
Volvió a tocar el cinco. Primera vez que lo repetía. Ya todos los días se detenía frente al mismo citófono, reluciente y antiguo, al caminar de vuelta de la oficina. El barrio Merced estaba lleno de ellos, pero ese era el que más le gustaba. "¿Aló?", dijo una mujer de voz dulce. "Hola, ¿Teresa?" preguntó él. "No, te equivocaste... No, no hay problema, chau". Sacó su libreta y tachó "Teresa" de la lista. Algún día acertaría al nombre, ella lo dejaría subir y le abriría su puerta, la obligaría a recordarlo de alguna parte y se enamoraría de él. Y si no quería, le haría lo mismo que a Ana, la del deptartamento doce. Total, citófonos eran lo que más tenía.
viernes, 8 de junio de 2007
El ninja chileno
Tuve la fortuna el otro día de asistir a la inauguración de la exposición de dinosaurios que estará en nuestro país hasta Septiembre; auténticos fósiles prehistóricos en excelente estado de conservación, desde restos de huevos, embriones, huesos y cráneos hasta esqueletos completos.
Aunque mi expectativa era sorprenderme con todo esté edén palenteológico, el decubrimiento (al menos para mí) de un grupo oculto de seres se llevó toda mi atención y a otra escala mi capacidad de asombro: el chileno de inauguración.
Cuando llegué al lugar ya había mucha gente, y la ministra actual de educación pronunciaba un sonoro y emotivo (y desordenado, no está de mas decir) discurso. Algunos la escuchaban, otros miraban con interés los huesudos protagonistas del pasado y otro grupo (la mayoría) se aglomeraba cerca de las mesas llenas de copas que anunciaban el cóctel (o cotelé) por venir. La ministra cerró su discurso, y alguna silenciosa voz dió el vamos a los mozos; el chileno de inauguración estaba por emerger.
El chileno de inauguración asiste a eventos como estos con un único objetivo: tomar, comer y desaparecer. Está ojo avisor de los mozos, se sitúa en lugares estratégicos para interceptarlo mientras pasa con su bandeja de tragos, canapés, o lo que sea, cerca de la salida de la cocina o en las rutas que les descubre gracias a su experiencia. Se lanza a ellos como si no hubiese comido en 3 días y engulle lo que sea. Y si la bandeja pasa vacía, igual tira la mano por si hay algo que no ve. Es como un ninja, un ninja chileno. Pero sin traje ad-hoc ni pulentas estrellas voladoras, sólo el instinto voraz.
Vi caras de terror de los mozos, vi sus esfuerzos por esquivar cual Caszely a individuos de ojos brillosos para atender a personas que pacientes esperaban les llegara algo; vi a un hombre de apariencia normal que en una mano cargaba un pisco sour, en la otra una coca-cola zero, y en la boca unos 2 kilos de comida, desafiando la física (como hizo eso?!); ví niños corriendo tras un espantado mozo, como ratitas (de asequia) que siguen a su flautista de Hamelin. Vi señoras empujando y vociferando con el rostro transformado, alegando por la poca cantidad de sushi (es decir, viejas culiás. Para mayor referencias ver texto anterior, VC en el 2007). Incluso creo haber visto un abuelo masticando y babeando una reluciente tibia de Tyrannosaurus.
Este ninja chileno se apoya con sus pares, se alientan, se miran y sonríen entre ellos , ya que saben que hacen algo que no deberían y que el dulce y tierno abrazo del efecto masa les permite lograr: mientras más gente, más anónimo el ninja está. Es un oportunista de excepción, porque sabe que en el evento habrá para beber y comer, y las condiciones le permitirán acceder a todo eso y de la forma que lo motiva: gratis.
Mientras veía ese espectáculo e intentaba no sumarme y asaltar el alimento, pues reconozco estaba hambriento y el picoteo sabrosón, imaginaba de qué hablarían nuestros ya amigos fósiles, testigos silenciosos del espectáculo: "estos hueones, cada siglo menos evolucionados..."
Aunque mi expectativa era sorprenderme con todo esté edén palenteológico, el decubrimiento (al menos para mí) de un grupo oculto de seres se llevó toda mi atención y a otra escala mi capacidad de asombro: el chileno de inauguración.
Cuando llegué al lugar ya había mucha gente, y la ministra actual de educación pronunciaba un sonoro y emotivo (y desordenado, no está de mas decir) discurso. Algunos la escuchaban, otros miraban con interés los huesudos protagonistas del pasado y otro grupo (la mayoría) se aglomeraba cerca de las mesas llenas de copas que anunciaban el cóctel (o cotelé) por venir. La ministra cerró su discurso, y alguna silenciosa voz dió el vamos a los mozos; el chileno de inauguración estaba por emerger.
El chileno de inauguración asiste a eventos como estos con un único objetivo: tomar, comer y desaparecer. Está ojo avisor de los mozos, se sitúa en lugares estratégicos para interceptarlo mientras pasa con su bandeja de tragos, canapés, o lo que sea, cerca de la salida de la cocina o en las rutas que les descubre gracias a su experiencia. Se lanza a ellos como si no hubiese comido en 3 días y engulle lo que sea. Y si la bandeja pasa vacía, igual tira la mano por si hay algo que no ve. Es como un ninja, un ninja chileno. Pero sin traje ad-hoc ni pulentas estrellas voladoras, sólo el instinto voraz.
Vi caras de terror de los mozos, vi sus esfuerzos por esquivar cual Caszely a individuos de ojos brillosos para atender a personas que pacientes esperaban les llegara algo; vi a un hombre de apariencia normal que en una mano cargaba un pisco sour, en la otra una coca-cola zero, y en la boca unos 2 kilos de comida, desafiando la física (como hizo eso?!); ví niños corriendo tras un espantado mozo, como ratitas (de asequia) que siguen a su flautista de Hamelin. Vi señoras empujando y vociferando con el rostro transformado, alegando por la poca cantidad de sushi (es decir, viejas culiás. Para mayor referencias ver texto anterior, VC en el 2007). Incluso creo haber visto un abuelo masticando y babeando una reluciente tibia de Tyrannosaurus.
Este ninja chileno se apoya con sus pares, se alientan, se miran y sonríen entre ellos , ya que saben que hacen algo que no deberían y que el dulce y tierno abrazo del efecto masa les permite lograr: mientras más gente, más anónimo el ninja está. Es un oportunista de excepción, porque sabe que en el evento habrá para beber y comer, y las condiciones le permitirán acceder a todo eso y de la forma que lo motiva: gratis.
Mientras veía ese espectáculo e intentaba no sumarme y asaltar el alimento, pues reconozco estaba hambriento y el picoteo sabrosón, imaginaba de qué hablarían nuestros ya amigos fósiles, testigos silenciosos del espectáculo: "estos hueones, cada siglo menos evolucionados..."
viernes, 18 de mayo de 2007
VC en el 2007
Existe una raza, derivación del género humano mas bien, que no está registrada como tal en ningún libro, ensayo, o artículo de biodiversidad o evolución: la vieja culiá (de ahora en adelante VC).
Según añosos estudiosos, la VC tiene sus primeras manifestaciones reconocibles en el siglo XV, en pleno medioevo europeo. En América, para los tiempos del descubrimiento y conquista también hay registradas algunas apariciones, focalizadas principalmente en la zona que hoy es Chile; estas se acrecentaron con el tiempo, por lo que se cree de cierta forma que esta especie decidió residir en ese territorio y continuar ahí su escalada evolutiva.
En la actualidad se mezclan con el ser humano base, son transversales económico-socialmente hablando, asumen roles comunes e interactúan con los demás, lentamente intentando someter al resto; pero si usted agudiza su ojo y neura podrá distingir fácilmente una VC.
Cuando se levanta en la mañana la VC siempre está de mal genio, porque tiene que hacer cosas; si estas le gustan o no da lo mismo, está de mal genio porque tiene que hacerlas. Se queja de la hora, del día, de lo que soñó, de las noticas, de los rotos, de los comunistas y de los momios.
Como pasatiempo va al supermercado, donde la podemos encontrar seguido paseando por horas con un carro sobreexplotado colisionando los del resto y bloqueando la entrada de pasillos para provocar atochamientos descomunales; ya en caja gusta de pagar con cheque o "harta moneda", llevar productos sin código de barra, reclamar porque en la góndola el precio de la galleta era $5 mas barato y la están estafando, y que la atención es pésima. Le deja $0 al niño que le empacó las bolsas, porque puso el confort en la bolsa donde había pan. "Niño estúpido".
Para trasladar su humanidad (¿bestialidad?) la VC más ABC1 se monta en autos de gran altura y corpulento parachoque (prefiere el Montero ya que es probable que se lo roben y así el marido tendrá que comprarle uno nuevo) y lo usa como arma de ataque, provocación y amenaza; transita por las pistas rápidas a 20 Km/h en ciudad y a 70Km/h en carretera, mientras se pinta o habla por celular para justificar su osadía; se estaciona atravesada o sobre la división central de dos estacionamientos y si puede raya los vehículos colindantes. Si un cuidador le pide dinero, ella sonríe porque al fin puede lanzar su frase preferida: "aléjese sucio roto ordinario".
Ahora, si ya le robaron el auto, lo chocó, reventó la caja de cambios (le encanta como suena eso) o simplemente si es una VC sin vehículo, no tiene ningún problema en viajar en micro. Ojalá en horarios peak, se sitúa de pie en mitad del pasillo para así impedir el paso del resto de los pasajeros y lograr lo que se llama un "efecto embudo" hacia la parte frontal del bus. Goza escuchando cómo la gente murmura: "vieja culiá". Es por esto que algunas se preocupan de ser excesivamente obesas y apoyar el Transantiago. Si usa el sistema interconectado del Metro se localiza justo donde la puerta abre, cosa de entorpecer las bajadas y subidas. Eso le trastorna. Le fascina el roce violento.
Están entre nosotros. Son repulsivas y les gusta. No deje que se sigan saliendo con la suya, destruyendo nuestra precaria calidad de vida. Cuando vea una VC, cuando reconozca su presencia, no dude en advertir a los demás; señálela, apúntela con su dedo y grite lo más fuerte que pueda: VIEJA CULIÁ!!!
Según añosos estudiosos, la VC tiene sus primeras manifestaciones reconocibles en el siglo XV, en pleno medioevo europeo. En América, para los tiempos del descubrimiento y conquista también hay registradas algunas apariciones, focalizadas principalmente en la zona que hoy es Chile; estas se acrecentaron con el tiempo, por lo que se cree de cierta forma que esta especie decidió residir en ese territorio y continuar ahí su escalada evolutiva.
En la actualidad se mezclan con el ser humano base, son transversales económico-socialmente hablando, asumen roles comunes e interactúan con los demás, lentamente intentando someter al resto; pero si usted agudiza su ojo y neura podrá distingir fácilmente una VC.
Cuando se levanta en la mañana la VC siempre está de mal genio, porque tiene que hacer cosas; si estas le gustan o no da lo mismo, está de mal genio porque tiene que hacerlas. Se queja de la hora, del día, de lo que soñó, de las noticas, de los rotos, de los comunistas y de los momios.
Como pasatiempo va al supermercado, donde la podemos encontrar seguido paseando por horas con un carro sobreexplotado colisionando los del resto y bloqueando la entrada de pasillos para provocar atochamientos descomunales; ya en caja gusta de pagar con cheque o "harta moneda", llevar productos sin código de barra, reclamar porque en la góndola el precio de la galleta era $5 mas barato y la están estafando, y que la atención es pésima. Le deja $0 al niño que le empacó las bolsas, porque puso el confort en la bolsa donde había pan. "Niño estúpido".
Para trasladar su humanidad (¿bestialidad?) la VC más ABC1 se monta en autos de gran altura y corpulento parachoque (prefiere el Montero ya que es probable que se lo roben y así el marido tendrá que comprarle uno nuevo) y lo usa como arma de ataque, provocación y amenaza; transita por las pistas rápidas a 20 Km/h en ciudad y a 70Km/h en carretera, mientras se pinta o habla por celular para justificar su osadía; se estaciona atravesada o sobre la división central de dos estacionamientos y si puede raya los vehículos colindantes. Si un cuidador le pide dinero, ella sonríe porque al fin puede lanzar su frase preferida: "aléjese sucio roto ordinario".
Ahora, si ya le robaron el auto, lo chocó, reventó la caja de cambios (le encanta como suena eso) o simplemente si es una VC sin vehículo, no tiene ningún problema en viajar en micro. Ojalá en horarios peak, se sitúa de pie en mitad del pasillo para así impedir el paso del resto de los pasajeros y lograr lo que se llama un "efecto embudo" hacia la parte frontal del bus. Goza escuchando cómo la gente murmura: "vieja culiá". Es por esto que algunas se preocupan de ser excesivamente obesas y apoyar el Transantiago. Si usa el sistema interconectado del Metro se localiza justo donde la puerta abre, cosa de entorpecer las bajadas y subidas. Eso le trastorna. Le fascina el roce violento.
Están entre nosotros. Son repulsivas y les gusta. No deje que se sigan saliendo con la suya, destruyendo nuestra precaria calidad de vida. Cuando vea una VC, cuando reconozca su presencia, no dude en advertir a los demás; señálela, apúntela con su dedo y grite lo más fuerte que pueda: VIEJA CULIÁ!!!
lunes, 23 de abril de 2007
Libertinaje verbal
Nuestro idioma castellano (o Latinoamericano-Chile como bien dice Bill Gates) es fantástico. Una generosa y desopilante fuente de símbolos y sonidos ordenados que nos permiten expresar todo lo que pensamos o sentimos (a algunas personas mas que otras pues es amplio, y además unos somos mas tontos que otros, para qué estamos con cosas). Ahora, todo eso que pensamos o sentimos lo hacemos en este mismo idioma, asi que obviamente y por construcción éste abarca todo aquello, con lo que caemos en una molesta redundancia cíclica que no viene al caso analizar (ya que tendría que dejar de escribir esto al evidenciar que no tiene sentido alguno, y claramente no quiero eso; para qué pisarme la cola y recién empezando?).
Urgando en esta iluminadora postura, me di cuenta de que existen numerosas herramientas de expresión que nuestra sociedad en su conjunto ha creado, en estas eternas e inconmensurables ramificaciones humanas cuyos límites y alcances no podríamos siquiera vislumbrar (es como cuando uno dice "uf, que chico es el mundo", en el fondo se está diciendo "como mierrr pasó esto?", esa sensación. La conocen, no? ah?). Estas herramientas permiten expresar brevemente y en forma clara e inambigua una idea, postura, declaración (statement, para quien está en curso de inglés, tan a la moda hoy en día), aclaración o sensación. Es así como empecé a pensar realmente en ellas como frases liberadoras, y en la necesidad de darles el valor que merecen y masificar su uso (sí, miles de personas estan leyendo esto, lo sé). Es por eso que he alzado nuevamente mi lapiz (alias dedo) y está usted amable lector(a) soportándome. He aquí algunas de ellas:
¿Y a mí qué me importa? (esa hueá)
Cruda, directa, totalmente honesta. Si uno busca sacarse un peso de encima, o sacarse a alguien de encima y su incomparablemente aburrido tema de conversación o acotación paralela, la frase perfecta es ¿y a mi qué me importa? (se sugiere usar el remate final "esa hueá", para dar mas énfasis y desalentar una posible contrarespuesta).
A mí no me huevees/déjate de huevear
¿No le ha pasado que no hay como detener la embestida dialéctica o física de alguien que desea fervorozamente algo, y que uno simplemente no quiere dar porque no quiere? Ya sea atención, una opinión, plata, lo que sea. Por favor, a mi no me huevees! déjate de huevear! Un alivio.
Me cagaron de nuevo (puta que soy hueón)
Quizás mi favorita, una oda a la sinceridad y autoresignación, que con el simple hecho de pronunciarla otorga liberación emocional y mental al reconocer y aceptar una situación injusta y a la vez el hecho de que uno no es infalible; uno es humano como todos, a uno también lo pueden cagar. Me cagaron de nuevo. Para un efecto más poderoso se sugiere iniciar la frase con un "puta que soy hueón". Ahora, si requiere aún una mayor potencia, bájese de internet la canción "puta que soy hueón" de Glup!, y repita frase al escuchar el coro; con esto logra un alto refuerzo.
Llegados a este punto puedo decir que no se me ocurren otras; reconozco que mi trabajo de investigación fue algo paupérrimo, pero sé que existen númerosas frases más que están a disposición de nosotros, y otras tantas que esperan ser creadas por aquellos vanguardistas exploradores y experimentadores de la lengua. Así que venga! (y olé!) los invito a compartir con el prójimo sus propias frases liberadoras. El bien común se lo agradecerá.
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