Algo hemos perdido. Nosotros, aquellos que nacimos en los comienzos de los ochenta y comíamos pan con palta con hilachas a la hora de once; que pasábamos tardes eternas pegados a la radio para grabar en cassette una canción (¡y qué cancion!); que hacíamos los trabajos para el colegio a mano, y a máquina de escribir si era así de importante . Hay algo que los años y las modas nos han quitado y que han logrado hundirlo en nuestra saturada memoria; algo que de vez en cuando recuerdo con tierna añoranza: el lento.
Qué herramienta más valiosa el lento (play: "every rose has its thorn" - Poison). Qué útil compañero; el deporte de contacto de mayor popularidad. Toda fiesta que se apreciara de tal debía tener entre su repertorio series alternadas de lentos, que le permitían a los jóvenes ávidos de roce obtener un contacto cercano y de amplia superficie, y por si fuera poco legitimado por la naturaleza propia de este tipo de música (pues así debía bailarse). No era eso fantástico? Si tenías la suerte de estar bailando (o intentándolo) con una joven agraciada y empezaba un ciclo de lentos, ya tenías la mitad de la tarea lista: obligatoriamente estarías encima de ella porque correspondía. Por el contrario, si te tocaba con una fémina poco favorecida estabas perdido: había que cumplir igual (todo tiene su equilibrio, el balance, la mano invisible, el ying y el yang).
Las bondades de el lento no se quedan ahí (play: "burbujas de amor" - Juan Luis Guerra). Como recordarán en esa época la salsa, la cumbia, la lambada, la sopa de caracol, y todas esas variantes aceleradas también se lucían en los carretes noventeros, y las únicas personas que sabían bailarlas eran todas las mujeres y el 5% de los hombres. Como parte del 95% de los incapaces de asimilar esos ritmos, confieso que en esas situaciones uno quedaba totalmente fuera del espectro de interés de la fémina danzarina, pero ¿eso qué importaba? ya vendría un lento de cualquier clase para arreglar las cosas. Qué inyección anímica. Pacientemente había que esperar que pasara la ola tropical y uno volvía a estar en el mercado, vigente.
Con el tiempo esta maravilla desapareció, para priorizar ritmos que marcaban distancias. Acá hay un desprecio y vacío mental de mi parte que impiden una descripción mas detallada. El rey de los deportes de contacto ya no lo era más.
Y qué tenemos hoy? pues aunque no lo crean: el reggaeton (play: "Hagamos el amor por el teléfono" - Wisin y Yandel). Y acá aprovecho de hacer un sentido homenaje a Gerardo, un monstruo musical cuyas influencias en letras, estilo y osadía pocos le reconocen hoy (play later: "Ven Michu Michu" - Gerardo). Confieso que en un comienzo no pensé que el reggaeton fuera de utilidad ni que duraría mucho entre nosotros, pero debo decir que me ha sorprendido; y cada día más, con sus inventos y reinventos. La proximidad de la dupla bailarina ha llegado a niveles insospechados y creo que mis pares y yo podemos declararnos conformes, pues requiere los mismos elementos que un lento (oportunismo, voluntad y manos rápidas e inteligentes) y se logran resultados similares (epidermis v/s epidermis), sin necesidad de tener que ahondar en los pasos o movimientos reglamentarios.
Esta es una herramienta que está a vuestra disposición, así que ¡tómenla señores! no reniegen de ella. Señoritas, esto va para ustedes igualmente, ya verán que también les gustará este ejercicio; y todos juntos en un futuro no muy lejano lo recordaremos con nostalgia; con dulce nostalgia... hasta que aparezca uno nuevo, claro.
martes, 27 de febrero de 2007
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3 comentarios:
Una vez (de pendejo) estaba en una fiesta (de pendejos). Pusieron "sopa de caracol". Yo dije "esta music arasca no es mi fuerte"... y una compañera me dijo "claro.. tu fuerte es el sobaco!!!"
Pésimo.
De ahí en adelante dije: el baile es pa los MARICONES. Los hombres CANTAMOS y tocamos GUITARRA. Cuando caché que no me comía a ninguna mina, decidí cambiar la estrategia: BAILARÉ PA ENGRUPIR MINAS, NADA MÁS-
Y cuando caché que entre medio de una canción a too chancho no se les puede preguntar ni el nombre, caché que el LENTO (mal llamado BLUE en los espectros del englush-coa portuario) es lo mejor que hay. Las agarrai así.... como que les mostrai la hombría de macho alfa con la camisa abierta y pesho shileno al sol... se vuelven ultra locas.
Grande los BLÚS. Grande el casette de cromo puleto from hell.
espectacular vuestros escritos...
me encantaron los relatos anteriores!
con respecto a éste...
aunk no lo creas, yo alcancé a vivir un poco de esas épocas donde lo único que se esperaba eran esas canciones cebollentas (que en nuestro caso era solo 1...una de los backstreets boys) y del jugar a la botellita esperando ser el agraciado con poder darle un beso justo a la niña k te gustaba...
aunk claro...nuestras fiestas partían cerca de las 7 y terminaban a mas tardar a las 11 de la noche....
pero no dejaban de ser entretenios esos tiempos...
hoy en día no keda mas k adaptarse...
no soy partidario del reggeaton (pk parece ser k la pareja mantiene relaciones sexuales mientras bailan...)
asi k he tratado de inventar nuevos movimientos k no expongan algo tan íntimo.
Por suerte, buenas respuestas he recibido, ya que las damas se sienten algo mas respetadas y no tan "presionadas"...
hay que tener fé.....
la crisis del baile varonil con la llegada del axé acabaron....
esperemos k aparezca a futuro un baile mas adoc a nuestras cualidades y no algo tan degradante como el reggeaton...
saludos hermano mio!
prosiga escribiendo...ya k le pega al cuento...
abur!
Te pasaste
Me he reido a carcajadas con tu blog... no es que sea muy difícil tampoco (que me ría), pero está buenísimo
Yo echo de menos harto los lentos, es la mejor excusa para estar más cerquita. A no ser que alguien te empuje hacia el compañero de baile, claro... en fin.
Saludos!!
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