lunes, 5 de noviembre de 2007

Todo Vale

El Chino no era chino pero igual puso un local de comida china. El Flaco no era flaco pero igual iba a comer arrollados todas las noches. El Flaco no era ninja pero un día llegó camuflado de negro, espada desenfundada y ojos furiosos. El Chino no era karateka pero recordó lo que sabía y se lanzó encima, con golpes jamás vistos ni oidos en Occidente. "Me da una porción de arrollado por favor, como siempre". El Chino abrió los ojos y juró que dejaría de comer tanto despues de las ocho.

lunes, 9 de julio de 2007

Citófonos

Volvió a tocar el cinco. Primera vez que lo repetía. Ya todos los días se detenía frente al mismo citófono, reluciente y antiguo, al caminar de vuelta de la oficina. El barrio Merced estaba lleno de ellos, pero ese era el que más le gustaba. "¿Aló?", dijo una mujer de voz dulce. "Hola, ¿Teresa?" preguntó él. "No, te equivocaste... No, no hay problema, chau". Sacó su libreta y tachó "Teresa" de la lista. Algún día acertaría al nombre, ella lo dejaría subir y le abriría su puerta, la obligaría a recordarlo de alguna parte y se enamoraría de él. Y si no quería, le haría lo mismo que a Ana, la del deptartamento doce. Total, citófonos eran lo que más tenía.

viernes, 8 de junio de 2007

El ninja chileno

Tuve la fortuna el otro día de asistir a la inauguración de la exposición de dinosaurios que estará en nuestro país hasta Septiembre; auténticos fósiles prehistóricos en excelente estado de conservación, desde restos de huevos, embriones, huesos y cráneos hasta esqueletos completos.
Aunque mi expectativa era sorprenderme con todo esté edén palenteológico, el decubrimiento (al menos para mí) de un grupo oculto de seres se llevó toda mi atención y a otra escala mi capacidad de asombro: el chileno de inauguración.

Cuando llegué al lugar ya había mucha gente, y la ministra actual de educación pronunciaba un sonoro y emotivo (y desordenado, no está de mas decir) discurso. Algunos la escuchaban, otros miraban con interés los huesudos protagonistas del pasado y otro grupo (la mayoría) se aglomeraba cerca de las mesas llenas de copas que anunciaban el cóctel (o cotelé) por venir. La ministra cerró su discurso, y alguna silenciosa voz dió el vamos a los mozos; el chileno de inauguración estaba por emerger.

El chileno de inauguración asiste a eventos como estos con un único objetivo: tomar, comer y desaparecer. Está ojo avisor de los mozos, se sitúa en lugares estratégicos para interceptarlo mientras pasa con su bandeja de tragos, canapés, o lo que sea, cerca de la salida de la cocina o en las rutas que les descubre gracias a su experiencia. Se lanza a ellos como si no hubiese comido en 3 días y engulle lo que sea. Y si la bandeja pasa vacía, igual tira la mano por si hay algo que no ve. Es como un ninja, un ninja chileno. Pero sin traje ad-hoc ni pulentas estrellas voladoras, sólo el instinto voraz.

Vi caras de terror de los mozos, vi sus esfuerzos por esquivar cual Caszely a individuos de ojos brillosos para atender a personas que pacientes esperaban les llegara algo; vi a un hombre de apariencia normal que en una mano cargaba un pisco sour, en la otra una coca-cola zero, y en la boca unos 2 kilos de comida, desafiando la física (como hizo eso?!); ví niños corriendo tras un espantado mozo, como ratitas (de asequia) que siguen a su flautista de Hamelin. Vi señoras empujando y vociferando con el rostro transformado, alegando por la poca cantidad de sushi (es decir, viejas culiás. Para mayor referencias ver texto anterior, VC en el 2007). Incluso creo haber visto un abuelo masticando y babeando una reluciente tibia de Tyrannosaurus.

Este ninja chileno se apoya con sus pares, se alientan, se miran y sonríen entre ellos , ya que saben que hacen algo que no deberían y que el dulce y tierno abrazo del efecto masa les permite lograr: mientras más gente, más anónimo el ninja está. Es un oportunista de excepción, porque sabe que en el evento habrá para beber y comer, y las condiciones le permitirán acceder a todo eso y de la forma que lo motiva: gratis.

Mientras veía ese espectáculo e intentaba no sumarme y asaltar el alimento, pues reconozco estaba hambriento y el picoteo sabrosón, imaginaba de qué hablarían nuestros ya amigos fósiles, testigos silenciosos del espectáculo: "estos hueones, cada siglo menos evolucionados..."

viernes, 18 de mayo de 2007

VC en el 2007

Existe una raza, derivación del género humano mas bien, que no está registrada como tal en ningún libro, ensayo, o artículo de biodiversidad o evolución: la vieja culiá (de ahora en adelante VC).

Según añosos estudiosos, la VC tiene sus primeras manifestaciones reconocibles en el siglo XV, en pleno medioevo europeo. En América, para los tiempos del descubrimiento y conquista también hay registradas algunas apariciones, focalizadas principalmente en la zona que hoy es Chile; estas se acrecentaron con el tiempo, por lo que se cree de cierta forma que esta especie decidió residir en ese territorio y continuar ahí su escalada evolutiva.

En la actualidad se mezclan con el ser humano base, son transversales económico-socialmente hablando, asumen roles comunes e interactúan con los demás, lentamente intentando someter al resto; pero si usted agudiza su ojo y neura podrá distingir fácilmente una VC.

Cuando se levanta en la mañana la VC siempre está de mal genio, porque tiene que hacer cosas; si estas le gustan o no da lo mismo, está de mal genio porque tiene que hacerlas. Se queja de la hora, del día, de lo que soñó, de las noticas, de los rotos, de los comunistas y de los momios.

Como pasatiempo va al supermercado, donde la podemos encontrar seguido paseando por horas con un carro sobreexplotado colisionando los del resto y bloqueando la entrada de pasillos para provocar atochamientos descomunales; ya en caja gusta de pagar con cheque o "harta moneda", llevar productos sin código de barra, reclamar porque en la góndola el precio de la galleta era $5 mas barato y la están estafando, y que la atención es pésima. Le deja $0 al niño que le empacó las bolsas, porque puso el confort en la bolsa donde había pan. "Niño estúpido".

Para trasladar su humanidad (¿bestialidad?) la VC más ABC1 se monta en autos de gran altura y corpulento parachoque (prefiere el Montero ya que es probable que se lo roben y así el marido tendrá que comprarle uno nuevo) y lo usa como arma de ataque, provocación y amenaza; transita por las pistas rápidas a 20 Km/h en ciudad y a 70Km/h en carretera, mientras se pinta o habla por celular para justificar su osadía; se estaciona atravesada o sobre la división central de dos estacionamientos y si puede raya los vehículos colindantes. Si un cuidador le pide dinero, ella sonríe porque al fin puede lanzar su frase preferida: "aléjese sucio roto ordinario".

Ahora, si ya le robaron el auto, lo chocó, reventó la caja de cambios (le encanta como suena eso) o simplemente si es una VC sin vehículo, no tiene ningún problema en viajar en micro. Ojalá en horarios peak, se sitúa de pie en mitad del pasillo para así impedir el paso del resto de los pasajeros y lograr lo que se llama un "efecto embudo" hacia la parte frontal del bus. Goza escuchando cómo la gente murmura: "vieja culiá". Es por esto que algunas se preocupan de ser excesivamente obesas y apoyar el Transantiago. Si usa el sistema interconectado del Metro se localiza justo donde la puerta abre, cosa de entorpecer las bajadas y subidas. Eso le trastorna. Le fascina el roce violento.

Están entre nosotros. Son repulsivas y les gusta. No deje que se sigan saliendo con la suya, destruyendo nuestra precaria calidad de vida. Cuando vea una VC, cuando reconozca su presencia, no dude en advertir a los demás; señálela, apúntela con su dedo y grite lo más fuerte que pueda: VIEJA CULIÁ!!!

lunes, 23 de abril de 2007

Libertinaje verbal

Nuestro idioma castellano (o Latinoamericano-Chile como bien dice Bill Gates) es fantástico. Una generosa y desopilante fuente de símbolos y sonidos ordenados que nos permiten expresar todo lo que pensamos o sentimos (a algunas personas mas que otras pues es amplio, y además unos somos mas tontos que otros, para qué estamos con cosas). Ahora, todo eso que pensamos o sentimos lo hacemos en este mismo idioma, asi que obviamente y por construcción éste abarca todo aquello, con lo que caemos en una molesta redundancia cíclica que no viene al caso analizar (ya que tendría que dejar de escribir esto al evidenciar que no tiene sentido alguno, y claramente no quiero eso; para qué pisarme la cola y recién empezando?).

Urgando en esta iluminadora postura, me di cuenta de que existen numerosas herramientas de expresión que nuestra sociedad en su conjunto ha creado, en estas eternas e inconmensurables ramificaciones humanas cuyos límites y alcances no podríamos siquiera vislumbrar (es como cuando uno dice "uf, que chico es el mundo", en el fondo se está diciendo "como mierrr pasó esto?", esa sensación. La conocen, no? ah?). Estas herramientas permiten expresar brevemente y en forma clara e inambigua una idea, postura, declaración (statement, para quien está en curso de inglés, tan a la moda hoy en día), aclaración o sensación. Es así como empecé a pensar realmente en ellas como frases liberadoras, y en la necesidad de darles el valor que merecen y masificar su uso (sí, miles de personas estan leyendo esto, lo sé). Es por eso que he alzado nuevamente mi lapiz (alias dedo) y está usted amable lector(a) soportándome. He aquí algunas de ellas:

¿Y a mí qué me importa? (esa hueá)
Cruda, directa, totalmente honesta. Si uno busca sacarse un peso de encima, o sacarse a alguien de encima y su incomparablemente aburrido tema de conversación o acotación paralela, la frase perfecta es ¿y a mi qué me importa? (se sugiere usar el remate final "esa hueá", para dar mas énfasis y desalentar una posible contrarespuesta).

A mí no me huevees/déjate de huevear
¿No le ha pasado que no hay como detener la embestida dialéctica o física de alguien que desea fervorozamente algo, y que uno simplemente no quiere dar porque no quiere? Ya sea atención, una opinión, plata, lo que sea. Por favor, a mi no me huevees! déjate de huevear! Un alivio.

Me cagaron de nuevo (puta que soy hueón)
Quizás mi favorita, una oda a la sinceridad y autoresignación, que con el simple hecho de pronunciarla otorga liberación emocional y mental al reconocer y aceptar una situación injusta y a la vez el hecho de que uno no es infalible; uno es humano como todos, a uno también lo pueden cagar. Me cagaron de nuevo. Para un efecto más poderoso se sugiere iniciar la frase con un "puta que soy hueón". Ahora, si requiere aún una mayor potencia, bájese de internet la canción "puta que soy hueón" de Glup!, y repita frase al escuchar el coro; con esto logra un alto refuerzo.

Llegados a este punto puedo decir que no se me ocurren otras; reconozco que mi trabajo de investigación fue algo paupérrimo, pero sé que existen númerosas frases más que están a disposición de nosotros, y otras tantas que esperan ser creadas por aquellos vanguardistas exploradores y experimentadores de la lengua. Así que venga! (y olé!) los invito a compartir con el prójimo sus propias frases liberadoras. El bien común se lo agradecerá.

martes, 27 de febrero de 2007

El deporte rey

Algo hemos perdido. Nosotros, aquellos que nacimos en los comienzos de los ochenta y comíamos pan con palta con hilachas a la hora de once; que pasábamos tardes eternas pegados a la radio para grabar en cassette una canción (¡y qué cancion!); que hacíamos los trabajos para el colegio a mano, y a máquina de escribir si era así de importante . Hay algo que los años y las modas nos han quitado y que han logrado hundirlo en nuestra saturada memoria; algo que de vez en cuando recuerdo con tierna añoranza: el lento.

Qué herramienta más valiosa el lento (play: "every rose has its thorn" - Poison). Qué útil compañero; el deporte de contacto de mayor popularidad. Toda fiesta que se apreciara de tal debía tener entre su repertorio series alternadas de lentos, que le permitían a los jóvenes ávidos de roce obtener un contacto cercano y de amplia superficie, y por si fuera poco legitimado por la naturaleza propia de este tipo de música (pues así debía bailarse). No era eso fantástico? Si tenías la suerte de estar bailando (o intentándolo) con una joven agraciada y empezaba un ciclo de lentos, ya tenías la mitad de la tarea lista: obligatoriamente estarías encima de ella porque correspondía. Por el contrario, si te tocaba con una fémina poco favorecida estabas perdido: había que cumplir igual (todo tiene su equilibrio, el balance, la mano invisible, el ying y el yang).

Las bondades de el lento no se quedan ahí (play: "burbujas de amor" - Juan Luis Guerra). Como recordarán en esa época la salsa, la cumbia, la lambada, la sopa de caracol, y todas esas variantes aceleradas también se lucían en los carretes noventeros, y las únicas personas que sabían bailarlas eran todas las mujeres y el 5% de los hombres. Como parte del 95% de los incapaces de asimilar esos ritmos, confieso que en esas situaciones uno quedaba totalmente fuera del espectro de interés de la fémina danzarina, pero ¿eso qué importaba? ya vendría un lento de cualquier clase para arreglar las cosas. Qué inyección anímica. Pacientemente había que esperar que pasara la ola tropical y uno volvía a estar en el mercado, vigente.

Con el tiempo esta maravilla desapareció, para priorizar ritmos que marcaban distancias. Acá hay un desprecio y vacío mental de mi parte que impiden una descripción mas detallada. El rey de los deportes de contacto ya no lo era más.

Y qué tenemos hoy? pues aunque no lo crean: el reggaeton (play: "Hagamos el amor por el teléfono" - Wisin y Yandel). Y acá aprovecho de hacer un sentido homenaje a Gerardo, un monstruo musical cuyas influencias en letras, estilo y osadía pocos le reconocen hoy (play later: "Ven Michu Michu" - Gerardo). Confieso que en un comienzo no pensé que el reggaeton fuera de utilidad ni que duraría mucho entre nosotros, pero debo decir que me ha sorprendido; y cada día más, con sus inventos y reinventos. La proximidad de la dupla bailarina ha llegado a niveles insospechados y creo que mis pares y yo podemos declararnos conformes, pues requiere los mismos elementos que un lento (oportunismo, voluntad y manos rápidas e inteligentes) y se logran resultados similares (epidermis v/s epidermis), sin necesidad de tener que ahondar en los pasos o movimientos reglamentarios.

Esta es una herramienta que está a vuestra disposición, así que ¡tómenla señores! no reniegen de ella. Señoritas, esto va para ustedes igualmente, ya verán que también les gustará este ejercicio; y todos juntos en un futuro no muy lejano lo recordaremos con nostalgia; con dulce nostalgia... hasta que aparezca uno nuevo, claro.

jueves, 22 de febrero de 2007

Le saco la sal, se la saco

"Pero si cuando tienes polola, para que necesitas a los demás?" me dijo un amigo (o medio amigo, es más bajo que Demetrio) hace unos días entre copas, luego de que yo ironizara el hecho de que no lo veía entre nosotros hace mucho tiempo. Tal frase y convicción, sumado a la mueca cerebral que me causó, me dejaron sin saber qué responder. Como es usual, los días dejaron esto guardado.

La Mari es a veces práctica y ayer me hablaba de cómo son las personas. Algunas. "Ellos dos son iguales, así que están felices juntos". Lo guardado despertó, molestando como niño llorón en bus interurbano. Y de noche.

Definitivamente uno no conoce el dark side de una persona hasta que la ve con alguien. Ser con alguien. Y el efecto a veces es aplastantemente aterrador. Están aquellos(as) cuyos cambios son sutiles, como florecimiento de sensibilidad, disminución del consumo alcohólico medio, o disminucion del ratio [tiempo a los amigos]/[tiempo de ocio total], pero también encontramos aquellos que sufren transformaciones a escalas cósmicas: asborción de la pareja ("yo quiero que seas mi apéndice"), dependencia endógena (reflejada en el efecto "lapa" y "sinapsis neuronal aparejada") y negación absoluta de los amigos, de su existencia y utilidad práctica.

Antes de seguir, una aclaración: no sé si algunos de estos casos tienen solución (si eso esperaba deje de leer, que no soy ni psicólogo ni carpintero), o si simplemente evolucionan o involucionan con el tiempo. Tampoco sé a qué categoría correspondo, o si rondo alguna clasificable. Lo que sí sé es que estoy en una posición que me permite ver las cosas con cierta perspectiva: la del machopensante que cree tener la razón (hay otra?).

Si los dos personajes implicados son de la misma categoría (clase, o calaña, como prefiera usted) no habrá mayores dificultades, ya que ambos estarán felices de corroerse o parasitarse mutuamente, interpretando cada muestra de unicelularidad colectiva como un acto de cariño sincero, y con el tiempo matemáticamente tenderán a cero o a un mini big bang en sentido inverso con la consecuente exterminación mutua e inocua para el resto. El problema surge cuando las dos personas son distintas. Las diferentes posturas tiran como de una cuerda de 14 puntas (podrían ser más o menos, no he ahondado en ese aspecto aún), y encontrar el balance es una empresa complicada, de paso lento, de ajustes pequeños, que de resultados a corto plazo es dificil hablar. Y si ese proceso no es asumido puede ser terminal. Y el big bang sí tendría su sentido natural, con variados e interesantes efectos colaterales.

Al final, todo este asunto de los cambios y sus efectos es como la sal: si le echas un poco realzas los sabores y logras que tus sentidos los capten con más intensidad, con lo cual el agrado y disfrute es bastante mayor; pero si le agregas demasiada pasa a ser insoportable y lo único que se siente es el sabor a sal. Pura, seca, pesada. Inaguantable. Insostenible.

Así que es mejor comer sano y no usar mucha sal; tampoco dejarla de lado completamente, si no ¿cual es la gracia?. Sólo recomiendo tener en mente que los extremos siempre son malos (con algunas excepciones para mayores de 18 años...)

jueves, 15 de febrero de 2007

El Pato / 24 de Septiembre de 2004

El Pato

"Ya hizo pipí, joven?", preguntó la enfermera. "Pues no, no tengo ganas" respondí con seguridad, recostado en mi camilla. "Mire, ya son las 7 de la tarde, y ud. salió de la operación a la una y treinta. Si no hace en media hora mas, va a venir alguien a ponerle una sonda para que haga".

Quedé de piedra. Frente a esta cruda amenaza me senté con esfuerzo en la cama y me dediqué a tomar vasos y vasos de un jugo diet que habían puesto en mi velador, motivado por el más puro pánico. Una sonda quería ponerme... voy por una operación de meniscos en mi antes talentosa rodilla izquierda, y de regalo me iba a traer una experiencia inolvidable con una sonda. No sé exactamente qué es ni cómo se ve una sonda, pero afortunadamente la anestesia había dormido sólo mis piernas, dejando intacta mi capacidad deductiva.

Seguramente la enfermera también tenía algo de esa habilidad, porque después de ver mi cara me trajo el dispositivo necesario para mi nuevo deber. Era un receptáculo de cartón reciclado-style en forma de pato, nuevecito de paquete, el cual momentos después fue llenado exitosamente. "Toma sádica" pensé, cuando sonriendo lo devolví a la enfermera, que entró a mi pieza luego de llamarla con mi timbre multi-propósito de cama. "Toma y anda a buscar a otra víctima, arpía".

Debo decir que requerí niveles altos de concentración. No es fácil cuando uno no siente nada por motivos anestésicos. Ahora he confirmado que el cuerpo humano responde bajo presión; es más, creo que si no me hubiese resultado lo del pato de cartón, mi rodilla habría funcionado a la perfección a la hora de salir corriendo.

Alguna moraleja? acá va una: Si no escapas a la primera, corre. Y si no puedes correr, corre igual. El cuerpo responderá. Y si no funciona es falla de fábrica, a mi no me culpes.

Pistolita de agua

Bueno, como era de esperar, y luego de mi autoarenga inicial prometiendo fecundas letras futuras, debo admitir que fallé. Sí, fallé señor(a) lector, pero no porque me faltaran ganas, sino que ideas. Es más, aún me faltan, no crea que vi aquella luz, así que para darle un nuevo impulso a este intento me ensucio mis yanotanmorenas manos (lo que queda de mis vacaciones tropicales) y desempolvo antiguos escritos (si es que así se les puede llamar).

Para quien realmente le interese, aquellos textos que sean una reedición podrán ser fácilmente identificados al poseer su fecha de origen al comienzo.

Así que si aún sigue leyendo le doy la bienvenida a este sin fin ni sentido.

Fight!